El arce japonés es un árbol de hoja caduca perfecto para jardines domésticos y muy utilizado en parques y espacios públicos. Con unos sencillos cuidados te mostraremos cómo cultivar esta pequeña joya que siempre te sorprenderá con sus constantes cambios de color a lo largo del año. Sigue leyendo y aprende a cuidar de tu arce japonés.
El arce japonés es un árbol más bien pequeño que puede llegar a los 10 metros pero que en general se suele plantar como cuerpo accesorio a árboles de mayor tamaño. Poseen hojas con forma de estrella de cinco puntas, que a lo largo del año cambian de color, pasando del rojo intenso al amarillo dándole al árbol una apariencia muy vistosa y elegante.
Originario, como su propio nombre lo indica, de Japón, se trata de una especie muy extendida actualmente en el resto del mundo, elegido en muchas ocasiones para embellecer tanto los jardines privados como los grandes parques públicos..
Hoy te hablaremos de sus características más importantes, para que sepas la mejor manera de cuidar esta planta así como las diferentes especies existentes.
Porqué deberías tener un Arce Japonés en tu jardín
El arce japonés es la planta ideal para el jardín en primer lugar por su excepcional estética.
Sus maravillosas hojas de colores recorriendo todos los tonos entre el amarillo y el rojo a lo largo del año. Son capaces de enriquecer cualquier ambiente en el que se encuentre este árbol. Con su forma, contribuyen a dar un indudable toque exótico a tu jardín.
Esta es también una de las razones por las que en también se usa en jardines zen, donde la sensación de tranquilidad debe ser bastante intensa.

Gracias a su pequeño tamaño, el arce japonés es un árbol apto para la mayoría de los jardines. Ya que a pesar de que en condiciones ideales puede alcanzar los 10 metros de alto, su desarrollo es muy lento y moldeable, con lo que siempre podremos ir recortando su altura para que no alcance dimensiones que puedan llegar a ser insostenibles por nuestro jardín.
Esta versatilidad le convierte en un objeto exótico que podremos mantener en casi cualquier jardín. Independientemente de sus dimensiones.
Por último, el arce japonés es una opción ideal para cualquier aficionado, porque no requiere un mantenimiento particularmente intenso. Siendo un árbol capaz de soportar sin dificultad incluso los fríos más intensos.
Cuidar del arce japonés en jardín.
Como hemos dicho, el arce japonés es un árbol con unas necesidades de mantenimiento fácilmente adoptables por cualquier aficionado. Además se trata de una planta muy adaptable que podremos ubicar en casi cualquier región del mundo. De ahí su reciente incorporación a jardines y parques de todas las ciudades del mundo.
Tanto su fácil cultivo como su extraordinaria adaptabilidad son sin duda condiciones muy favorecedoras para que incorporemos esta planta a nuestro jardín. Sin embargo no debemos descuidar el hecho de que hay que conocer sus necesidades para que este árbol pueda ofrecer su mejor versión. Vamos a verlas a continuación.
Suelo para arce japonés
El mejor suelo para cultivar arce japonés tiene un ph entre 4 y 5. Su gran adaptabilidad le permite crecer en suelos calizos, pero en este caso, tendremos que añadir agujas de pino o sulfato de hierro de forma regular para mantener el PH.
También podremos utilizar un sustrato para plantas acidófilas. En cualquier caso, debemos procurar que sea un suelo ligero, con gran drenaje y buena aireación.

Sustrato para plantas acidófilas.
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Ubicación
El arce japonés no tolera la exposición directa a la luz del sol. Por esto, el lugar escogido para su plantación debería estar protegido por especies más frondosas o incluso otros árboles más altos que puedan aportarle ciertas condiciones de semisombra.
Al menos durante las horas centrales del día, debemos cuidar de que nuestro arce japonés no se vea expuesto a los rayos solares de forma directa. Aunque lo recomendable es que siempre permanezca protegido por plantas más frondosas.
Riego del arce japonés
La frecuencia de riego del arce japonés dependerá de dónde lo tengamos plantado. Obviamente si se encuentra en una maceta la frecuencia de riego será mayor, en cambio si nuestro arce japonés se encuentra en un jardín, la frecuencia de riego será menor.
Generalmente en este último caso con dos o tres veces por semana será suficiente. Aunque podemos llegar a las 5 veces por semana en las estaciones más calurosas.
En caso de que nuestro arce japonés se encuentre en una maceta, deberemos aplicar la regla común a todas las plantas en maceta: regar únicamente cuando la tierra se encuentre seca. Siempre procurando evitar el encharcamiento de las raíces.

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La arlita para plantas verdes o de flor puede usarse como drenaje. Además, con las bolas de arcilla se puede evitar la putrefacción de las raíces y el encharcamiento.
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La poda del arce japonés.
Muchas de las consultas que nos llegan en lo que se refiere a cómo cuidar un arce japonés, son relativas a su poda. La cual, aunque parezca sorprendente, es uno de los cuidados más sencillos ya que de hecho, no siempre es recomendable llevarlas a cabo, sobre todo cuando lo tengamos ubicado en nuestro jardín.

Sin embargo también es posible que surja la necesidad debido a que el árbol invade otros parterres o incluso tenga un crecimiento desordenado que no deseemos tener en el conjunto donde se encuentre plantado.
En esos casos debemos tener presente que la poda de un arce japonés debe realizarse preferiblemente en los últimos meses del Otoño, cuando el árbol ha terminado de mudar todas sus hojas e incluso en los meses centrales del invierno cuando el árbol pasa por su periodo de menor actividad.
Consejos para la poda.
Una vez que has decidido el día para realizar la poda debes seguir estas sencillas reglas:
- Elimina todas las ramas muertas; es decir, aquellas en las que no veas nuevos brotes o se encuentren secas. También si detectas alguna enfermedad, debes eliminar todas las ramas enfermas.
- Corta las ramas que se entrecrucen o aquellas que sean demasiado largas y rompan la estética que quieres conseguir.
- Decide qué forma quieres para tu arce japonés: Si prefieres un árbol alto, corta las ramas bajas, despejando su tronco. Si por el contrario prefieres un árbol que crezca en expansión, debes rebajar la altura de la rama guía o principal, para obligarla a sacar ramas laterales. Con unos 5 cms serán suficientes.
Con el paso del tiempo y aplicando estas sencillas reglas conseguirás ir modelando el crecimiento de tu arce japonés hasta conseguir la forma y estructura deseadas.
Un último consejo es desinfectar con alcohol de farmacia las herramientas que utilices para cortar las ramas antes de la poda, de esta forma evitarás transmitir hongos y otros parásitos a tu arce japonés.
Las plagas y enfermedades del arce japonés.
Como cualquier planta no nativa, nuestro arce japonés, deberá aprender a combatir contra los parásitos y enfermedades que pueden desarrollarse en nuestro jardín. Por lo que para cuidar de tu arce japonés con las máximas garantías, deberás prestar atención a todo el ambiente que le rodee.
La forma más fácil de identificar cuándo nuestro arce tiene problemas, es observar su morfología. Y ateniéndonos a esta clasificación, diferenciaremos los siguientes problemas:
Pequeñas protuberancias en hojas y tallos.
Sumamente infrecuente, pero que nos indican una de las enfermedades más raras en nuestro arce japonés: la presencia de una plaga de ácaros o cochinilla. También podremos detectarla por lo que parecen puntos algodonosos o la presencia del hongo negrilla.
Uno de los indicadores más claros de que nuestro árbol ha sufrido una invasión, ya que cuando el hongo está presente sin duda quiere decir que los insectos ya han llegado.
En este caso deberemos atacar en dos frentes: por un lado atacaremos la invasión de insectos con un buen insecticida y por otro lado combatiremos la infección de hongos con un buen antifúngico.

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Hojas marchitas, rizadas o arrugadas.
Nos encontramos ante uno de los síntomas más conocidos por los aficionados: el pulgón.
Esta plaga puede incluso modificar el crecimiento normal de nuestro árbol. Así que de nuevo debemos combatirla con un buen insecticida.

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Hojas marrones.
La más común de sus enfermedades y posiblemente la más compleja de afrontar, no porque el tratamiento sea difícil de aplicar, sino porque la dificultad consiste en saber porqué las hojas están de ese color.

Evidentemente, si tomamos como referencia, únicamente este síntoma, lo que tendremos será un indicador demasiado vago de lo que realmente está pasando a nuestro arce. Sin embargo he aquí una lista de posibles causas para este problema:
Clima seco o fuerte exposición al viento.
El arce japonés tolera muy mal la sequía. Riegos poco frecuentes o una exposición prolongada a corrientes de aire caliente evaporan el contenido de agua de las hojas, lo que provoca su decoloración.
Resolveremos este problema con riegos más frecuentes y en el caso de detectar fuertes corrientes de aire seco, tratar de evitarlas. Si no es posible, podemos pulverizar las hojas frecuentemente con agua.
Exposición directa a los rayos de sol.
Recordemos que es un árbol que debe ubicarse en semisombra. Si no hemos respetado este principio, las hojas del arce japonés pueden secarse y decolorarse en poco tiempo, sobre todo en las estaciones más secas y calurosas. Debemos procurar en estos meses proporcionar un poco de sombra a nuestro arbol o directamente cambiar su ubicación.
Falta de agua.
El arce japonés no tolera bien la sequía ni el encharcamiento, debemos poner especial cuidado en el sustrato que utilizamos a la hora de plantarlo. Procurar un buen drenaje a las raices en el lugar donde lo plantemos es esencial. Para ello podemos usar un sustrato poroso que permita al agua infiltrada discurrir sin encharcarse.

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Hojas Amarillas.
Uno de los problemas más clásicos a la hora de cuidar un arce japonés. Este árbol es un gran demandante de nutrientes. La principal causa de esta coloración de las hojas en nuestro arce es la deficiencia de hierro en el suelo. Este elemento es indispensable para que la planta pueda hacer la fotosíntesis.
Cuando tenemos una deficiencia de hierro en nuestro arce, observaremos que la coloración de las hojas tiende al amarillo pero el nervio de las mismas permanece verde. En este caso es el momento de aplicar un buen producto anticlorosis.

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Cultivo en Maceta.

Algunas especies de arces japoneses, especialmente las que no alcanzan grandes alturas, se pueden cultivar en macetas. Para llevar a cabo el cultivo del arce japones en macetas con éxito, debes comprar una planta lo mas joven posible. Ya que es durante los primeros años de vida cuando mejor se adaptara a las condiciones de la maceta.
Para cuidar de tu arce japonés cultivado en macetas necesitarás mucha más atención
El cultivo en macetas también somete a la planta en particular a temperaturas particularmente altas y una posible deshidratación. Con lo que debemos mantener una frecuencia de riego sensiblemente mayor.
La ventaja de cultivar en macetas es que nos permite mover la planta para encontrar siempre el lugar correcto. Podremos mover la planta a la sombra cuando las temperaturas de verano sean demasiado altas, buscar lugares resguardados del viento y las heladas invernales y poder manejar mejor el crecimiento y las necesidades de las plantas más jóvenes, obviamente menos resistentes que las que ahora son viejas.
Sin embargo, a pesar de las ventajas, el cultivo en macetas, únicamente se recomienda cuando lo que pretendemos es hacer crecer un bonsái.

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Arce japonés: las especies más comunes.
Existen muchísimas especies de arce japonés, que pueden aportar ese toque exótico que buscamos en nuestros jardines. A continuación, te ofrecemos una pequeña guía con las más bonitas y extendidas.

Acer buergerianum
Más conocido como arce tridente, es un árbol de copa muy densa con hojas trilobuladas que adquieren un maravilloso color amarillo anaranjado durante el período otoñal.
Aunque esta planta puede llegar a alcanzar los 10 metros de altura, su crecimiento es muy lento y por tanto se puede mantener bajo control sin dificultad. Por este motivo también se elige para la su cultivo como bonsái.
Acer campestre.

También conocido como arce común, o Bordo común, podemos encontrarlo en España,
en los bosques del norte. Creciendo a cierta altura. También podemos encontrar alguno en Extremadura y Andalucia.
Se caracteriza por tener una copa densa y redondeada con hojas verdes trilobuladas. Prefiere temperaturas frías, incluso las semillas, requieren de cierta baja temperatura para germinar.

Acer cappadocicum.
Su nombre común es Arce de Capadocia, se trata de una especie muy grande, que llega a alcanzar los 25 metros de altura lo que la hace inviable para jardines privados.
Lo encontraremos más bien en parques y espacios ajardinados públicos.
Tiene la copa redondeada y muy frondosa, en ocasiones pueden crecer varios troncos lo que le da una apariencia arbustiva muy interesante.
Acer griseum.

Originario de China, también se le conoce como arce de papel o arce chino gris.Puede llegar a alcanzar los 8 o 10 metros de altura.
Tiene una corteza muy característica de color rojo anaranjado que se desprende durante el otoño en forma de finas láminas similares al papel.
De esta singular característica es de donde este árbol ornamental toma su nombre.
Acer Palmatum.

Conocido como arce palmeado japonés o arce japonés. Es originario de Japón y Korea.Es una de las especies más pequeñas, que alcanza los 8-10 metros de altura.
Aunque suele crecer en los bosques como planta accesoria en zonas sombreadas. Por lo tanto en nuestros jardines deberá crecer también en estas condiciones.
Crece con varios troncos y su hábito de crecimiento le confiere una forma de pirámide en los estadios más jóvenes y de domo en las edades más avanzadas.
Acer platanoides

También llamado arce real o arce de Noruega. Toma su apellido, platanoides del parecido que tienen sus hojas con las del árbol del plátano.
Es una especie que como todas las anteriores, ronda los 8-10 metros de alto, pero que puede alcanzar hasta los 25 m con facilidad de manera que si decidimos plantarlo en nuestro jardín, tendremos que controlar su crecimiento con podas.
Soporta las heladas sin problemas, y en otoño, como todos sus parientes toma un espectacular tono rojizo, que sin duda atraerá las miradas de cualquier visitante.
Acer pseudoplatanus.
Es una especie muy similar a la anterior y de hecho se suele confundir con el. Sin embargo el pseudoplatanus es un árbol grande que puede llegar a alcanzar los 30 metros de altura, lo que le convierte en un árbol ornamental propio de parques y jardines públicos.
Tiene la corteza lisa y de un tono grisáceo. Suele desprenderse en placas con la edad. Crece en zonas frescas y sombreadas siempre que las condiciones de humedad del suelo y del ambiente lo permitan. Es un arbol capaz de vivir en alturas que van desde nivel del mar hasta los 2.000 metros con facilidad.

Acer saccharinum
Conocido también como arce de azúcar o arce de Canadá. El arce sacarino es propio de EE.UU y Canadá. De relativo rápido crecimiento, se ubica cerca de zonas húmedas o próximas a las vías de agua.
Sin duda se trata de un árbol para grandes espacios. Que además de crecer en altura hasta los 30 metros, puede alcanzar un diámetro de copa de cerca de 10 metros.
Consejos para cultivar un arce japonés.
Como hemos visto se trata de un árbol que en función de la especie puede ser cultivada de muy diversas formas. Ya que se trata de un árbol especialmente adaptable, siempre que prestemos atención a sus necesidades.

Podemos cultivarlo como bonsái, en una maceta dentro de nuestra terraza o incluso en nuestro jardín, en función, como siempre del espacio de que dispongamos y de los cuidados que estemos dispuestos a ofrecer.
Nuestra recomendación es cultivarlo siempre en jardín, ya que en este medio las características físicas y químicas del suelo son mucho más estables que en medios más reducidos como una maceta, por muy grande que sea.
Sin duda será una planta que se adaptará mejor en climas fríos, con cierta humedad ambiental. En España encontraremos con facilidad estas características en el norte.
No obstante animamos a los lectores de todo el país a intentar cultivar esta especie, sea cual sea la climatología de su lugar de residencia, ya que se trata, como hemos visto cuidar de un arce japonés es muy sencillo, y ofrecerá como recompensa, una gama de colores que siempre merecerá la pena contemplar.